Con el invierno, la calefacción del auto es una de las más utilizadas: la temperatura ideal para no gastar de más

Puede afectar el rendimiento del vehículo, aumentar el consumo del combustible y puede generar somnolencia. Foto: Pexels.

El aire acondicionado y la calefacción del auto son aliados durante todo el año, ya que permiten mantener una temperatura interior confortable para que el conductor disfrute de sus trayectos con mayor comodidad.

Sin embargo, con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, no se debe abusar del sistema, ya que puede afectar el rendimiento del vehículo, aumentar el consumo del combustible y, en algunos casos, puede generar somnolencia.

Se debe mantener la calefacción entre los 20 y 21 grados en un vehículo. Foto: Pexels.

Por estos motivos, expertos recomendaron una temperatura ideal para la calefacción del auto, que no es ni 24 ni 23 grados. Lo ideal está en poner la temperatura entre los 20 y 21 grados, un rango que garantiza una sensación térmica confortable sin exigir de más el auto.

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Por qué evitar la calefacción en altas temperaturas

El sistema de calefacción del auto toma el calor desde el motor y lo impulsa hacia adentro. Si bien no necesita energía extra como el aire acondicionado en el verano, sí requiere de mayor esfuerzo del sistema de ventilación y puede afectar al consumo del auto. Además, la temperatura elevada podría afectar otras cosas:

• Se genera un contraste de temperatura con el exterior y puede afectar la concentración.
  
  
• El ambiente comienza a ser seco y pesado, y puede generar cansancio.
  
  
• Los vidrios pueden empañarse si no hay ventilación regulada.

La calefacción se debe mantener en temperaturas correctas para que no afecte a la salud. Foto: Pexels.

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Los beneficios de mantener el auto con agradable calefacción

Mantener el vehículo en una temperatura de entre 20 y 21 grados es beneficioso por lo siguiente:

• Mejora la eficiencia energética: no se exige el sistema del vehículo y se ahorra combustible.
  
  
• Mayor comodidad al conducir: el cuerpo se adapta a los cambios de temperatura entre el exterior y el interior.
  
  
• El ambiente más saludable: los ojos y la garganta sufren menos resequedad.