Al día de hoy, Kosovo es reconocido como un Estado soberano solo por 97 de los 193 países que componen las Naciones Unidos. Busca contrarrestar su falta de apoyo a nivel global con una estrategia de alineamiento firme con las potencias occidentales.
Las Fuerzas Armadas de Kosovo. Foto: Escenario Mundial.
La reciente ratificación por parte de la Asamblea Legislativa de Kosovo de un acuerdo de cooperación militar con el Reino Unido confirma el próximo despliegue de efectivos de la Fuerza de Seguridad de Kosovo (KSF) en las Islas Malvinas.
El país que declaró unilateralmente su independencia de Serbia en 2008, suma soldados de su nación a la Compañía de Infantería Roulement (RIC) británica desplegada ilegalmente en las Islas Malvinas, una unidad rotativa británica destacada en el archipiélago.
La primera operación militar kosovar en las Islas Malvinas se realizó en enero de 2023. Foto: Agenda Malvinas
Aunque el número de tropas sea reducido y la misión inicial tenga una duración de tres años, el gesto político detrás del despliegue podría tener consecuencias más amplias en el escenario internacional.
Para el gobierno kosovar, encabezado por Albin Kurti, este despliegue representa un gesto de compromiso con la paz y los valores compartidos con sus aliados internacionales. Sin embargo, la operación se desarrolla en una zona en la que Argentina reclama soberanía, y cuya situación geopolítica continúa siendo motivo de controversia ante la comunidad internacional.
Su llegada a las Malvinas genera un potente simbolismo: un país con reconocimiento internacional parcial se integra a una misión militar en un enclave también cuestionado. Esto no pasa desapercibido para actores regionales ni para el Estado argentino, que observa con preocupación la creciente militarización del archipiélago.
De este modo, este pequeño Estado balcánico —sin vínculos históricos ni geográficos con el Atlántico Sur— asume el rol de punta de lanza de una potencia que se opone a la soberanía argentina en las Islas. Lo hace en su afán de ganar reconocimiento internacional y avanzar en su aspiración de integrarse a la Unión Europea y a la OTAN.
En ese marco, su participación en el despliegue militar en las Islas Malvinas, aparece como un gesto político significativo: un intento de posicionarse como socio confiable en el tablero internacional, aun a costa de involucrarse en una región ajena a su historia y geografía.
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La colaboración entre Kosovo y el Reino Unido tiene raíces profundas. Desde la intervención de la OTAN en 1999, Londres fue un actor clave en el desarrollo institucional y militar de Kosovo. El acuerdo firmado en noviembre de 2022 formalizó esa relación, permitiendo que tropas kosovares se integren a unidades británicas en misiones internacionales.
La Fuerza de Seguridad de Kosovo fue creada en 2009 con funciones limitadas a la asistencia civil y humanitaria. Sin embargo, su evolución es notable: con entrenamiento del Reino Unido -sumado a Estados Unidos y Alemania-, hoy se posiciona como una fuerza militar en vías de convertirse en ejército regular antes de 2028.
La incorporación de Kosovo a la misión británica forma parte de una política más amplia del Reino Unido para consolidar su presencia militar en el Atlántico Sur. En los últimos años, Londres modernizó la base de Mount Pleasant, sumando nuevos sistemas de radar y desplegando unidades como los Gurkas del RGR y el 3er Batallón del Regimiento de Paracaidistas.
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