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Un devastador incendio forestal en Martigues, al noroeste de Marsella, puso en vilo a toda la región de la Costa Azul francesa entre el 17 y 18 de julio. Las llamas, alimentadas por el viento y las altas temperaturas, amenazaron más de 100 viviendas y obligaron a evacuar múltiples barrios de la ciudad. Casi mil bomberos y varios aviones hidrantes trabajaron intensamente para contener el fuego, que generó densas columnas de humo visibles a kilómetros.
El incendio alcanzó un área de 240 hectáreas (casi 600 acres) antes de ser controlado parcialmente, según autoridades regionales. Las autoridades locales ordenaron a muchos residentes permanecer en sus casas mientras se combatía el fuego. Finalmente, algunas restricciones fueron levantadas cuando la situación comenzó a estabilizarse, aunque el riesgo continúa latente.