Esta especia ofrece grandes beneficios y se adapta a espacios pequeños como patios, balcones o incluso una cocina bien iluminada.
Jengibre. Foto: Freepik.
Cultivar jengibre en casa es una manera fácil de fomentar el autoconsumo consciente. Esta raíz, conocida por su aroma intenso y sus propiedades medicinales, ofrece grandes beneficios y se adapta a espacios pequeños como patios, balcones o incluso una cocina bien iluminada.
El proceso comienza con la elección de un rizoma sano, firme y con “ojos” o brotes visibles. Se recomienda dejarlo en agua tibia durante unas horas antes de plantarlo para activar su crecimiento. Lo ideal es sembrarlo en primavera, cuando las temperaturas comienzan a subir.
El jengibre necesita un suelo suelto, con buen drenaje y rico en materia orgánica. Una maceta ancha, pero no muy profunda, funciona bien. Es importante mantener la tierra húmeda pero no encharcada, y colocar la planta en un sitio cálido, con luz indirecta.
Jengibre. Foto: Freepik.
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Para cultivar jengibre en casa, primero se debe remojar un trozo de rizoma con brotes en agua durante unas horas. Luego, colocarlo en una bolsa plástica húmeda hasta que brote. Finalmente, siembra el rizoma en una maceta con buen drenaje, asegurándote de que los brotes queden parcialmente expuestos, y riega regularmente.
A continuación, el paso a paso detallado:
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El crecimiento del jengibre es lento pero constante. En los primeros meses, la planta desarrolla un denso sistema radicular, mientras sus hojas verdes alargadas emergen y se elevan, dándole un aire tropical al rincón donde crezca. Durante este tiempo, necesita humedad ambiental y protección contra vientos fuertes.
Té de jengibre con limón. Foto: Unsplash.
Una buena señal de que el jengibre está listo para ser cosechado es cuando las hojas comienzan a secarse, aproximadamente entre los 8 y 10 meses después de la siembra. Al desenterrar la raíz, se puede cortar lo necesario y replantar una porción con brotes para reiniciar el ciclo.
Cultivar jengibre en casa es más que un pasatiempo: es una manera de reducir la huella ambiental al evitar transportes innecesarios y envases plásticos. Además, ofrece la satisfacción de ver crecer algo propio, con un sabor fresco, incomparable y beneficios para la salud que se disfrutan en cada infusión o receta.
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