Esta especie es capaz de volar a alturas extremas, lo que lo convierte en un caso único.
Buitre de Rüppell. Foto: Pexels.
Entre las maravillas del reino animal, el buitre leonado de Rüppell (Gyps rueppelli) se destaca como una de las más impresionantes. Esta ave carroñera, robusta y silenciosa, ostenta el récord del vuelo más alto registrado: en 1973, un ejemplar impactó con un avión comercial a más de 11.000 metros de altitud sobre Costa de Marfil, una altura comparable a la del monte Everest y que supera incluso los límites habituales de vuelo de muchas aeronaves.
El hallazgo de restos del ave en el motor de la aeronave confirmó lo que la ciencia ya sospechaba: este buitre es capaz de volar a alturas extremas, lo que lo convierte en un caso único entre las aves. Esta habilidad no es casualidad. Investigaciones científicas revelaron que su hemoglobina evolucionó para captar oxígeno de manera más eficiente, una adaptación clave para sobrevivir en zonas con baja concentración de oxígeno.
El buitre de Rüppell no solo vuela alto, también vuela lejos. Gracias a su impresionante envergadura, que alcanza casi los tres metros, y a su capacidad para aprovechar las corrientes térmicas, puede mantenerse en el aire sin descanso durante más de siete horas, desplazándose grandes distancias sin necesidad de batir las alas. Esta estrategia de vuelo le permite rastrear eficientemente grandes extensiones de terreno en busca de carroña, su principal fuente de alimento.
Buitre de Rüppell. Foto: Pexels.
Aunque suele ser silencioso, puede emitir sonidos en momentos de tensión, como al defender una presa o en zonas de anidación. Su apariencia, con plumaje marrón grisáceo, un collar blanco distintivo y la cabeza casi sin plumas, está perfectamente adaptada a su dieta y hábitos.
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Pese a sus extraordinarias capacidades, el buitre leonado de Rüppell está en peligro de extinción. Su población disminuyó drásticamente en las últimas décadas, afectada por la pérdida de hábitat y, sobre todo, por el envenenamiento intencional de cadáveres por parte de cazadores furtivos. Estos criminales buscan evitar que los buitres delaten la presencia de animales muertos, y con ello, sus actividades ilegales.
Actualmente, esta ave emblemática habita principalmente en países como Sudán, Etiopía, Kenia y Tanzania. En condiciones ideales puede vivir entre 40 y 50 años, aunque en libertad, su esperanza de vida es menor debido a la constante presión ambiental y humana.
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El buitre de Rüppell es mucho más que un ave carroñera: es un componente esencial del ecosistema africano, que ayuda a controlar enfermedades al consumir restos de animales muertos. Su vuelo majestuoso y sus singulares adaptaciones fisiológicas son testimonio de la extraordinaria diversidad de la vida en la Tierra.
Conservar esta especie es preservar también la salud ambiental de vastas regiones de África. Su historia, tan cercana al cielo como a la extinción, recuerda la urgencia de proteger no solo a las especies excepcionales, sino también a los ecosistemas de los que dependen.
Buitre de Rüppell. Foto: Pexels.
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El buitre de Rüppell (Gyps rueppelli) es un buitre grande, nativo de África, conocido por ser el ave que vuela más alto, habiendo registrado vuelos a más de 11,300 metros. Se caracteriza por su:
Buitre de Rüppell. Foto: Pixabay.
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