A pesar de ser la primera potencia militar: por qué la Armada de EEUU no logra tener éxito con las fragatas

Las fragatas son el talón de aquiles de la Armada de Estados Unidos. Foto: Wikipedia.

Tanto las fragatas como los destructores son los buques de guerra más comunes del mundo y una pieza fundamental de las Armadas de cada potencia militar del mundo. Su presencia refuerza la capacidad naval de los países y contribuye a la protección de sus territorios a través de mares y océanos. 

La mayoría de los países del planeta tienen al menos una fragata en su Marina, aunque hay algunos que decidieron no hacer uso de ellas e infravaloran este arma naval. Sorprendentemente, entre este grupo se encuentra Estados Unidos, considerada la primera de las potencias militares pese a que no cuenta con ninguna fragata en activo.

Una antigua fragata estadounidense. Foto: Wikipedia

Son muchas las veces que Estados Unidos intentó incorporar fragatas a su fuerza naval, pero siempre sin éxito. La estrategia de la US Navy, su doctrina de guerra, está centrada en el dominio oceánico global, donde portaaviones, cruceros o destructores ofrecen una mayor capacidad ofensiva y defensiva.

De este modo, la Armada estadounidense prioriza estos buques de guerra por encima de las fragatas, un buque más pequeño y con menos capacidad de armamento.

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Estados Unidos es la primera potencia mundial

Según el índice de Global Firepower, que evalúa a 145 países diferentes sobre sus factores militares, Estados Unidos es la primera potencia del mundo. Esta posición hegemónica tiene que ver con sus capacidades incomparables en tecnologías de Defensa, además de por su fuerza aérea y poderío naval.

Portaaviones, portahelicópteros y submarinos sitúan al país norteamericano como la principal potencia en esos navíos, así como el que más destructores tiene de todo el mundo (81 unidades de estos buques de guerra) y uno de los que más corbetas posee (veintiséis solo menos que China y Rusia y muy por encima del resto). 

En lo que a las fragatas respecta, la Marina estadounidense no supo dar en el clavo: las fragatas de la clase Oliver Hazard Perry, que anteriormente desempeñaban funciones de guerra antisubmarina y escolta, fueron retiradas.